como ya se sabe, después de cuestionar duramente el derrotero último del Mpp y la administración de José Mujica, Marenales decidió afincarse en Salto. Allí, hace una suerte de trabajo de hormiga, pero él entiende que así aporta su grano de arena para atacar el “gran debe” del Mpp: la formación ideológica y política de los militantes. En tierras norteñas, una especie de “comisión ad hoc” se encarga de organizar estos encuentros de formación política que, aclara, están lejos de “ser una escuela”. El objetivo es el de siempre para un dirigente que alguna vez declaró que “el Pepe los arrima y yo les pudro la cabeza” (Brecha, 15-V-15): “Desarrollar en los compañeros la tendencia y la capacidad de análisis político, porque resulta que el Mpp en el plano electoral se movió muchísimo, fueron junta...
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