Un pulso distinto y la piel erizada. Poder sentir eso, sin pensar en una situación que tuviera que ver con caminar por una calle oscura, volviendo a casa a la medianoche.
Estar rodeada de gente desconocida y no sentirse sola. Preguntarnos por qué vinimos e intentar sortear consignas que se vacían de su contenido, entre palabras como igualdad, patriarcado, equidad, hombres y mujeres, o frases repetidas como: “Esto es una causa súper importante que nos toca a todas”.
“Si en el mundo hubiera mucho más amor, que me parece que lo damos mucho más las mujeres, no viviríamos en este espanto. El cambio está cuando circula el amor. Nosotras somos buenas depositarias de todo lo que hicieron las mujeres uruguayas a lo largo de la historia para luchar por nuestros derechos. Una sola no es nada, pero ju...
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