Yo sé que ninguna palabra será capaz de resucitar a Manolo Martínez Carril.También sé que el dolor duele, aunque sea un dolor acompañado.Pero al menos, quizás, quién sabe, estas pocas líneas inútiles nos ayuden a que no se borren del todo las huellas de quien ha dado lo mejor de sí, sin pedir nada a cambio, para que la energía creadora de nuestro país renazca y respire a pleno pulmón.
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