El 5 de julio de 2015 el gobierno de Alexis Tsipras convocaba a un referéndum para que la población griega decidiera si aceptaba o no las condiciones impuestas a Atenas por los acreedores, a cambio de un supuesto “rescate”. La respuesta de los griegos fue aplastante: más del 61 por ciento rechazó el ajuste. Fue histórico, y las izquierdas del mundo, en particular las llamadas “radicales” de Europa, saludaron la valentía de los griegos y su resistencia a los poderes financieros. Atenas venía resistiendo desde comienzos de año, cuando la Coalición de Izquierda Radical (Syriza) alcanzaba el gobierno con un programa de “rescate del pueblo y no de los bancos”. Pero todo eso duró poco. El Ejecutivo, que había llamado a votar por el No quizá con la esperanza secreta de no triunfar, terminó acepta...
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