Cinco corrientes sindicales fuerzan la relación con un gobierno integrado por empresarios que busca cercenar un siglo de derechos laborales conquistados por anarquistas, socialistas y peronistas. Por ahora la dispersión gremial favorece al macrismo, que logró la cercanía de la burocracia sindical de la Cgt, algo similar a lo que ocurrió en los tiempos del dictador Juan Carlos Onganía.
Desde el primer día de su gestión, Mauricio Macri salió en busca de reformar las leyes laborales a favor de las empresas. Como alcalde de la ciudad de Buenos Aires consideró que los aportes a la seguridad social eran una carga para las empresas que había que eliminar o por lo menos reducir al mínimo posible. Los popes sindicales Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Antonio Caló se mostraron dialoguistas y hasta en...
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