Horacio Quiroga ciclista
La exhortación a su amigo Julio E Payró es recogida por Emir Rodríguez Monegal en la edición anotada del “Diario de viaje a París”,1 dos libretas en las que el salteño dejó testimonio de su estadía en París en 1900, en lo que terminaría siendo una experiencia desoladora. La poca luz que encontró en el obligado imán de los modernistas latinoamericanos, la rescató Quiroga en las competencias ciclistas a las que concurrió tantas veces cuanto pudo y de las que fue un diestrísimo cronista, tal como consta en las profusas anotaciones que sobre ellas figuran en el “Diario…”. Además del gran escritor que fue y uno de esos nombres con que la posteridad se apoltrona en la tragedia, Quiroga supo ser un feliz hombre de bici que devoraba largas leguas.
“Créame Payró;...
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