Un festival de cine en Punta del Este siempre crea una sensación rara. El balneario parece vacío, sus calles despejadas, y a pesar de los cada vez más abundantes edificios en altura, ese tiempo calmo le devuelve protagonismo a los árboles y al mar, el origen mismo de esa ciudad del goce. Además, parece que la gente que está estuviera toda en el festival. En las funciones de cine, en las conferencias de prensa, en las sufridas camionetas municipales que transportan cineastas, actores, periodistas y afines de aquí para allá. Como si una pequeña multitud se moviera con el mismo fin en el entorno de un idílico espacio en tiempo de espera.
El festival se abrió con una serie de presentaciones oficiales, y con un cortometraje que homenajea a Manuel Martínez Carril. Manuel estuvo presente, además,...
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