No busque el lector a Santa Olga en un mapa de Chile, porque no lo hallará. Es un pueblo situado en el medio de una de las regiones forestales del país, 350 quilómetros al sur de Santiago. O era, porque Santa Olga parece ahora una mini Hiroshima, con unas pocas ruinas de cemento erguidas entre los restos de las mil casas arrasadas por el incendio del 25 de enero. Tanta destrucción, con 5 mil damnificados, se produjo a causa de que las plantaciones de eucaliptos
–en su mayoría pertenecientes al grupo Arauco, dueño de la planta de celulosa uruguaya de Montes del Plata– envolvían a la población. Como la empresa no mantenía fajas de terreno despejado a manera de cortafuegos, cuando los grandes incendios de enero (que afectaron casi 500 mil hectáreas del sur chileno) llegaron a la zona, el dest...
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