La idea de que el éxodo rural es responsable de la formación de los llamados asentamientos irregulares y de la instalación de poblaciones en la periferia de la ciudad de forma precaria es, por lo menos, debatible. Si bien el proceso de formación de la informalidad urbana es complejo, según la historiadora María José Bolaña, autora del libro Cantegriles montevideanos: 1946-1973, las investigaciones históricas están dando cuenta de que ya en la formación de cantegriles de fines de los años cuarenta pesó decisivamente una «expulsión urbana, a través de mecanismos propios de las ciudades de desarrollo capitalista», es decir, por «desalojos o falta de posibilidades para alquilar una vivienda». Una historia repetida.
Repetida es la relación, también, de esta precarización con la inversión privad...
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