Con la embajadora palestina en Uruguay, Nadya Rasheed: «No entendemos la posición de Uruguay» - Semanario Brecha
Con la embajadora palestina en Uruguay, Nadya Rasheed

«No entendemos la posición de Uruguay»

En diálogo con Brecha, Rasheed dijo que tras varias reuniones con el gobierno, aún no comprende el cambio en la posición uruguaya en la ONU con respecto a la paz y los derechos humanos en Oriente Medio. La diplomática, que condena sin ambages el ataque de Hamás del 7 de octubre y llama a condenar también el asesinato por parte de Israel de casi 11 mil palestinos en Gaza, cree que la actual crisis se debe a la falta de firmeza de la comunidad internacional para hacer que Israel respete el derecho internacional.

Nadya Rasheed. MARTÍN VARELA UMPIÉRREZ

—Antes de la crisis actual en Oriente Medio, usted ya se había pronunciado de forma negativa sobre el anuncio del gobierno uruguayo de abrir una oficina comercial en Jerusalén. Frente a la violencia ocurrida el 7 de octubre, Uruguay tomó, primero, una posición muy firme, condenando a Hamás, y, luego, a fines de octubre la cancillería emitió otro comunicado sobre la violencia en esa región. Allí se pronuncia en forma general en contra de la violencia contra civiles y a favor de los derechos humanos, pero no se nombra ni se adjudica ninguna responsabilidad a ningún actor en específico. Después vino la abstención uruguaya en la votación de la Asamblea General de la ONU, en la que se pedía un alto el fuego. ¿Cómo ve usted esta toma de posición?

—He trabajado en la ONU durante 20 años como experta en derechos humanos. Y cuando estuve allí trabajé muy de cerca con los uruguayos. Por ejemplo, en la resolución de los derechos del niño y de la niña, que yo trabajé con ellos en nombre de Palestina. También estaban en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como miembro no permanente cuando se adoptó la última resolución del Consejo de Seguridad sobre Palestina, que trataba sobre la ilegalidad de los asentamientos israelíes. Uruguay jugó un papel realmente importante en la negociación de esa resolución.

Entonces, para mí, fue muy llamativo cuando llegué a Uruguay, ya después del cambio de gobierno, y constaté que había ocurrido un cambio en la posición uruguaya en la ONU y que ese cambio continúa. Para mí es importante que se entienda dónde estamos y por qué estamos donde estamos hoy. Nuestro enfoque como Organización para la Liberación de Palestina [OLP, el movimiento palestino que comanda la Autoridad Nacional Palestina] ha sido optar por alcanzar una negociación basada en resoluciones de la ONU, en el derecho internacional, en el consenso internacional, en aceptar tener nuestro Estado de Palestina en el 22 por ciento de la Palestina histórica.

Y estas resoluciones de la ONU se basan en los derechos humanos, en el derecho internacional. Las hemos negociado con la Unión Europea y con países como Uruguay, porque Uruguay, a mi modo de ver, tiene el mismo tipo de ideas y valores que los europeos cuando se trata de resoluciones sobre los derechos humanos. Pero empezamos a ver un cambio en la posición uruguaya, y no lo entendíamos, porque un año era una resolución sobre derechos de las mujeres, al año siguiente era un cambio en torno a resoluciones que tenían que ver con los refugiados, con agencias humanitarias de la ONU que ayudan a los refugiados con educación, con servicios sociales.

Para nosotros Uruguay nunca ha sido neutral en materia de derechos humanos o principios humanitarios. Abstenerse frente a estas cosas, de hecho, ni siquiera es ser neutral. Uruguay siempre ha sido consistente, ha tenido posiciones muy principistas en estas cosas, así que el cambio nos sorprendió. Hemos tenido conversaciones con el gobierno y han sido muy amigables. Tenemos muy buenas relaciones, incluso si no estamos de acuerdo en ciertos temas. Ha habido buena comunicación y se ha tratado de comprender las razones por las que Uruguay, un país que es admirado por muchos por sus principios, ha adoptado una postura distinta a la de otros temas al hablar sobre la aplicabilidad del derecho internacional y los derechos humanos en el caso palestino. No aceptamos ser la excepción a la regla en el cumplimiento de estas leyes. Tuve dos reuniones con el presidente, en las que me escuchó con mucha atención y hubo mucho respeto.

Y le hemos hablado también de esta idea de abrir una oficina comercial en Jerusalén, cosa que le hemos pedido muy enérgicamente que no haga, no por otra cosa que porque está claro que es una violación del derecho internacional. Es algo que no solo decimos nosotros, lo dicen las resoluciones de la ONU, y también lo dijo la relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados cuando estuvo aquí en la universidad.

—Usted dice que ha intentado entender las razones detrás de este cambio de posición de Uruguay ocurrido bajo el actual gobierno. ¿Ha podido llegar a alguna conclusión?

—No, porque no veo cómo esas razones puedan tener que ver con las resoluciones en sí mismas. La mayoría del mundo vota a favor de estas resoluciones y Uruguay ahora forma parte de la minoría. Y ese nunca había sido el caso. Y no entendemos por qué Uruguay se abstendría en resoluciones que tienen que ver con la asistencia a los refugiados. No se le está pidiendo que dé dinero ni ningún tipo de ayuda para eso. Tampoco entendemos por qué no apoyaría la labor de una agencia humanitaria de la ONU. Estamos en comunicación con el gobierno para intentar cambiar algunas de estas posiciones. Depende de ellos y es una decisión soberana de cada país. Pero, como amigos y también como país pequeño, admiramos a Uruguay porque se le ve, o se le ha visto, como un país que tiene una gran voz en la ONU debido a la consistencia de sus principios. Tampoco entendimos cuando se abstuvo en la más reciente resolución de la ONU, que pedía un alto el fuego humanitario. Esa resolución es un camino para detener la violencia, salvar vidas civiles y permitir la llegada de ayuda humanitaria. No entendemos por qué alguien tendría problemas con esos principios.

—El gobierno ha argumentado que no acompañó esa moción porque no se condenaba allí a Hamás como grupo terrorista.

—Israel tampoco fue condenado en esa resolución. Y ese era el punto. Nuestro objetivo no era ver quién suma más puntos. Israel es la potencia ocupante. Israel es el país que desde hace 32 días bombardea a la población civil. Reconocemos lo ocurrido el 7 de octubre como un ataque horrible y hemos condenado constantemente todos los ataques contra civiles, palestinos e israelíes, pero el objetivo de esa resolución era detener la violencia. Así que la redactamos y tuvimos negociaciones al respecto. Pero la idea era no mencionar a nadie, porque, al fin y al cabo, todas las partes tienen el mismo derecho y las mismas reglas para aplicar el derecho internacional humanitario. Nadie está por encima de la ley y nadie puede ser la excepción a la ley. Algunos, como Canadá, querían una enmienda para incluir a Hamás, pero si eso sucedía luego alguien haría otra enmienda para incluir a Israel. Y ese no era el punto. La idea era salvar vidas, alzar una voz global a favor de un alto el fuego humanitario, y, aunque la abrumadora mayoría votó a favor, fue lamentable que Uruguay no fuera miembro de esa mayoría.

—¿Cree que el actual gobierno uruguayo es más receptivo al lobby israelí que los gobiernos uruguayos anteriores?

—No lo sé. Sinceramente, como diplomática, no me gusta comentar sobre los diferentes gobiernos de un país. Lo que puedo decir es que Uruguay siempre ha sido un amigo y un aliado importante, y que, incluso con este gobierno, hemos dado pasos muy importantes y siempre nos han mostrado un gran respeto, desde la Presidencia hasta la cancillería. Creemos que Uruguay puede desempeñar un papel muy positivo porque tiene esta relación con ambos países, y tiene estos valores y principios de derechos humanos y de respeto al derecho internacional. Por eso queremos que desempeñe un papel más importante en el proceso para alcanzar este acuerdo tan esperado que ha convenido la comunidad internacional toda, incluidos nosotros.

—Hace un momento, usted se refirió al ataque del 7 de octubre y dijo que condena cualquier tipo de violencia contra civiles. ¿Esa es la posición oficial de la Autoridad Nacional Palestina (ANP)? ¿La ANP condena el ataque cometido por Hamás?

—Nuestra posición ha sido y será siempre la de condenar todos y cada uno de los ataques contra civiles –israelíes o palestinos–. Y lo hacemos de forma constante. No tenemos miedo de hacerlo. La pregunta es: ¿Israel hace lo mismo? ¿Está dispuesto a condenar los casi 11 mil palestinos asesinados, el 70 por ciento de ellos mujeres y niños?, ¿los casi 5 mil niños palestinos asesinados? ¿Condena eso Israel? O más bien dice que todos los palestinos son «animales humanos» que no merecen agua, comida, medicinas o electricidad.

La OLP es el único representante del pueblo palestino dentro y fuera de Palestina. Nos hemos comprometido durante 30 años con un proceso de paz y, lamentablemente, ese proceso ha sido utilizado como fachada por Israel para apoderarse de la tierra, afianzar su ocupación, anexar nuestro territorio, construir un muro, sitiar Gaza, dejándonos con menos y menos derechos como pueblo.

—Estados Unidos e Israel han cuestionado las cifras de víctimas en Gaza y han dado a entender que están infladas por Hamás.

—Es realmente aborrecible y atroz. Nuevamente, deshumanizan a nuestro pueblo. Incluso antes de que esto sucediera, había ministros en el gobierno israelí –terroristas convictos por la propia Justicia israelí– que decían cosas como que el pueblo palestino es un pueblo inventado, que hay que borrar del mapa a tal y cual aldea palestina, que se necesita una segunda Nakba. Es constante el intento de deshumanizar a los palestinos. Dicen que Hamás usa al pueblo palestino como escudo humano, ¿están queriendo decir que no amamos a nuestros hijos, que no lamentamos la muerte de nuestros hijos? Allí están los videos de los padres palestinos buscando a sus hijos entre los escombros, porque no hay máquinas para levantar el hormigón cuando se les cae un edificio entero encima. Allí están los médicos que trabajan sin parar durante tres semanas, reciben la noticia de que sus hijos han sido asesinados, los lloran y luego vuelven a trabajar, porque siguen intentando salvar tantas vidas como sea posible. O los periodistas. Este conflicto ha sido el más mortífero para los periodistas en los últimos 30 años, el más mortífero para los trabajadores humanitarios. En 32 días han muerto más niños que en las guerras de Siria, Afganistán y Ucrania.

Pero lo que ellos dicen es «no te preocupes tanto, esta gente miente. Son unos mentirosos. Están inventando estos números». Pero estos son números verificados por la ONU, por las organizaciones de la ONU y por organizaciones de derechos humanos. En las otras guerras contra Gaza que hubo en los últimos años, estos números siempre fueron ciertos. No jugamos con esto. Nos tomamos la vida humana muy en serio. Y cada una de esas personas tenía esperanzas y sueños, cada uno de esos niños era todo para alguien.

—Israel y sus aliados afirman que está ejerciendo su legítimo derecho a la autodefensa y que llamar un cese el fuego ahora va en contra de ese derecho, porque permitiría a Hamás reagruparse.

—En primer lugar, el derecho a la legítima defensa no puede ser usado por una potencia ocupante. No olvidemos que Israel no es un país como Uruguay. Israel es una potencia ocupante. Israel controla todos los aspectos de la vida de los palestinos, ya sea que se encuentren en Cisjordania, en Jerusalén o en Gaza. Controla con quién te casas, si vas a la escuela. Controla si llegas a tiempo a la escuela, si puedes ir a un determinado médico. Nos ha fragmentado como pueblo porque es más fácil controlarnos cuando estamos fragmentados. Además de la fragmentación entre Gaza y Cisjordania, en Cisjordania, de donde es originaria mi familia, hay más de 225 obstáculos, ciudades y pueblos aislados unos de otros. Tenemos un sistema de apartheid, lo han afirmado todas las organizaciones de derechos humanos: las palestinas, por supuesto, pero también Amnistía Internacional, Human Rights Watch e incluso las israelíes.

Y hasta la ONU ha dicho que Israel no solo lleva adelante una ocupación ilegal, sino que también practica el apartheid. Israel no tiene derecho a la autodefensa contra el pueblo que ocupa. Esto es algo que han afirmado muchas veces los expertos de la ONU. Por supuesto, tiene, hasta cierto punto, derecho a proteger a su población, pero eso tiene que hacerse bajo el paraguas del derecho internacional, algo que Israel nunca ha respetado.

Israel ha usado esta idea de autodefensa para todo. Construir asentamientos en Cisjordania para la autodefensa. Construir un muro que haya anexado más tierra palestina para la autodefensa. Encarcelar a miles de palestinos, retener a 1.000 de ellos. Tenemos 10 mil prisioneros palestinos, 1.000 de ellos en detención administrativa sin ningún cargo contra ellos. Es por seguridad, dicen. Más de 100 niños en prisión. Por seguridad. Todo ha sido justificado, desde su punto de vista, como legítima defensa. En realidad, las personas que tenemos derecho a defendernos somos nosotros, los palestinos; según el derecho internacional, las personas que están bajo ocupación tienen derecho a resistir a sus ocupantes. No estoy diciendo que eso sea lo que sucedió el 7 de octubre, porque eso también fue en contra del derecho internacional. Y nosotros creemos en el derecho internacional y creemos que debería realizarse una investigación internacional independiente al respecto de lo que pasó el 7 de octubre. Creemos que también se deberían llevar a cabo investigaciones internacionales sobre lo que está sucediendo en Gaza. La Corte Penal Internacional tiene jurisdicción sobre Palestina, por lo que pueden ir y ver todo lo que ha sucedido. Y seremos los primeros en decir que quienes hayan violado el derecho internacional humanitario deben rendir cuentas.

Pero esta idea de que puedes bombardear escuelas, campos de refugiados, ambulancias, hospitales…, matar a 5 mil niños en nombre de la autodefensa… No, eso no es autodefensa. Es una afrenta depravada a la conciencia humana.

—En Cisjordania, desde el 7 de octubre, van más de 13 aldeas palestinas vaciadas por el Ejército israelí y los colonos, más de 150 palestinos asesinados mientras todos los ojos están puestos en Gaza y el sur de Israel…

—Ese problema se estaba desarrollando incluso antes de que esto sucediera, antes de que este genocidio fuera infligido a mi pueblo en Gaza. Hemos estado advirtiéndolo una y otra vez, cada vez que podemos, ya sea en el Consejo de Seguridad de la ONU, en la Asamblea General o con cualquiera con quien hablamos. He tenido muchas reuniones aquí en Uruguay sobre este tema. Envío semanalmente, quincenalmente, informes de la situación sobre el terreno. Se los envío a los políticos del Parlamento, a la prensa, porque encuentro que, desafortunadamente, en cierta prensa no tenemos un espacio real para que se escuche nuestra voz como palestinos, nuestro enfoque. Se da solo una campana.

Así que hemos estado enviando esta información, hemos estado advirtiendo sobre Cisjordania porque, como dije, cuando [Benjamin] Netanyahu trajo al gobierno más derechista, extremista y fascista de la historia de Israel, con un gabinete que incluye colonos que viven en tierras palestinas robadas, la situación empeoró. Por ejemplo, este año, antes de que todo esto sucediera, ya había 250 palestinos asesinados. Entre ellos, 50 niños. No vi a nadie preguntando a Israel si condena lo que estaban haciendo los colonos. Estos colonos están armados por el gobierno israelí y creen que esa tierra les fue dada por Dios. Intentan estar en el poder para expulsar a estos palestinos mediante la violencia, quemando sus cosechas, realizando pogromos en aldeas palestinas, como Huwara, donde entraron y quemaron casas, automóviles y sembraron una destrucción total.

La cuestión de la violencia de los colonos es un problema real. Ahora tenemos 800 mil colonos ilegales viviendo en nuestras tierras. Como les dije antes, acordamos un Estado palestino en el 22 por ciento de la Palestina histórica, y en ese 22 por ciento de la Palestina histórica, el 25 por ciento de la población son colonos israelíes que reciben protección de las fuerzas israelíes. Pueden hacer lo que quieran con los palestinos con la protección del Ejército israelí. De hecho, ahora a algunos de estos colonos se les otorgan premios por matar palestinos o se les otorgan ascensos en el Ejército. La situación es realmente desalentadora. Están construyendo más asentamientos. Hay que decirlo una vez más, los asentamientos son una violación del derecho internacional, un crimen de guerra. Y lo han estado haciendo sin parar, sin importar lo que diga la comunidad internacional. Porque nuevamente, ¿por qué estamos aquí donde estamos hoy? Porque ni una sola vez se ha responsabilizado a Israel por ninguna de sus violaciones del derecho internacional o de los derechos humanos. Se les ha permitido actuar por encima de la ley.

—Pero, en este contexto y a esta altura de los acontecimientos, ¿es realista plantear la solución de dos Estados?

—Hablamos de ella porque es lo que la comunidad internacional ha acordado como parte del derecho internacional. Es algo de lo que podemos tener una idea de cómo se vería en la práctica. Entonces, lo hemos aceptado. Hemos aceptado y hemos reconocido al Estado de Israel. El problema es que Israel no ha hecho esto con Palestina. Han reconocido que la OLP es el único representante legítimo del pueblo palestino, pero nada más. Entonces, cuando dicen «ah, los palestinos quieren la destrucción de Israel», la realidad es que Israel nunca ha reconocido el Estado de Palestina. Y Netanyahu ha dicho muy claramente que no quiere un Estado palestino. Y su forma de asegurarse de que eso no suceda venía siendo empoderar a Hamás, porque hay una división entre Hamás y nuestros líderes, los que sí han acordado encontrar una solución pacífica a través de negociaciones, organizaciones multilaterales y tribunales. Pero cuando acudimos a la ONU para obtener una resolución, cuando acudimos a la ONU para buscar reparación legal en la Corte Internacional de Justicia o la Corte Penal Internacional, se dice que hacemos «terrorismo diplomático». Si nos manifestamos en las calles, parece que es violencia. Si boicoteamos, es una provocación. En realidad, Israel no acepta ningún tipo de resistencia. Toda forma de resistencia la etiquetan como terrorismo. Pero nosotros, como pueblo, tenemos derecho a existir. Nadie aceptaría jamás una vida sin libertad. ¿Por qué deberíamos ser la excepción?

—Pero, como meta para la comunidad internacional, ¿trabajar en pos de una solución de dos Estados es aún algo alcanzable?

—Creo que sí. Si es capaz de presionar a Israel, sí, pero ese es el problema. Nunca ha habido ningún tipo de presión real, ninguna consecuencia real. Por ejemplo, Estados Unidos es el que realmente cobija a Israel. Estados Unidos podría decir que su ayuda estará condicionada al hecho de que hay que estar de acuerdo con la legitimidad internacional, las resoluciones y el derecho internacional, que hay que retirar a los colonos, hay que poner fin a la ocupación, poner fin al apartheid, al asedio a Gaza. Estas son las cosas que hay que hacer para tener paz no solo por nosotros, sino también por ellos, los israelíes.

¿Qué está pasando ahora que han aniquilado por completo a más de 50 familias palestinas? Los palestinos son enterrados en fosas comunes. Las madres y los padres palestinos están escribiendo los nombres de sus hijos en sus brazos para que puedan ser identificados si los matan. Un millón y medio de palestinos han vuelto a ser desplazados en una nueva Nakba. Hay hospitales que no tienen ningún medicamento, ni anestesia para que las mujeres tengan cesáreas; las cirugías se realizan en el piso de los hospitales. ¿En qué año vivimos, en el que hay una potencia ocupante que fácilmente puede apagar la luz a todo un pueblo, cerrar el agua, no permitir que entren alimentos ni medicinas, apagar las telecomunicaciones para que nadie vea lo que están haciendo allí? ¿Cómo es que todo esto se ajusta al derecho internacional?

Tiene que haber un papel fuerte de los demás países. Esto también es un gran fracaso de la comunidad internacional. Hemos estado repitiendo esta idea de una solución de dos Estados, pero eso no detuvo a Israel cuando estaba construyendo asentamientos. No detuvo a Israel cuando anexó más tierras. Se permite que un país manipule las reglas del derecho internacional para su beneficio: nuevamente, el país más fuerte, el que tiene armas nucleares, el que es una potencia ocupante de una nación entera. ¿Qué clase de ejemplo les da esto a otros países?

Prejuicios desafortunados

Rasheed dice que en Uruguay ha recibido «mucho apoyo» de personas a las que no conocía, pero que últimamente también se ha topado con episodios «tristes y desafortunados»: «En una época en la que realmente debería haber más diálogo, ha sido todo lo contrario. Y mis hijos, que nunca tuvieron que vivir nada de eso, están viviendo por primera vez en sus vidas una situación en la que se les culpa por lo sucedido, en la que se sienten señalados y se les dicen muchas cosas por ser palestinos. Me gustaría que esta fuera una oportunidad para que la gente dialogara y se tuviera respeto. Sé que a veces, en tiempos difíciles, la gente tiende a replegarse en sus prejuicios. Pero ahora, más que nunca, es un momento en el que debemos seguir entendiéndonos, incluso si no estamos de acuerdo. Necesitamos entender cómo llegar a la paz. Y para eso debemos humanizar al otro. Vernos como seres humanos, cuyas vidas valen lo mismo.»

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