Ha pasado ya más de una década desde aquel bautismo de fuego que significó Seattle (1999) y las nuevas formas de activismo político propiciadas y reunidas en las distintas instancias del Foro Social Mundial: había llegado, y en apariencia para quedarse por buen rato, lo que fue dado en llamarse “movimiento antiglobalización”. El mundo (o el globo, esa palabra que no puede dejar de arrastrar cierta inminencia, como si un niño incorrecto, alfiler en mano, la corriera siempre desde atrás) sigue mostrándose de lo más generoso en lo que refiere a injusticias, mareos ideológicos y devastación en general, por lo que las iniciativas que buscan responderle tampoco han mermado.
Desde el pasado 10 de octubre y hasta el 26 está teniendo lugar en Montevideo la cuarta edición del festival de cine d...
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