“Son como niños 2”*
El bueno de Adam Sandler –colibretista, productor y protagonista del presente título–, más que a tratar de armar una historia sobre amigos de toda la vida en pueblo chico, lugar ideal para compartir recuerdos y experiencias, se dedica a hacer chistes de cuarto de baño de segunda clase cada pocos minutos. No hay necesidad fisiológica humana o animal, vómito o malvenida exhalación que el escatológico Sandler deje de incluir en una comedia de personajes animados por un elenco merecedor de mejor causa, es decir, de un argumento. Por más que el espectador esté aquí dispuesto a admitir que se puede hacer reír a costa de cualquier asunto, incluidos los puntos citados más arriba, el gran problema asoma cuando el ingenio no irrumpe y las procacidades, aunque inofensivas, ni siqu...
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