En la Experimental de Malvín las maestras, vestidas de negro, se reintegraron bajo aplausos. En alguna otra escuela el reencuentro fue duro:
—Vos sí que tuviste tiempo para estar con tus hijos –le increpó una madre a una educadora.
Un profesor montevideano que contaba este diálogo en la tarde del miércoles confesaba también que se estaba preparando anímicamente para que el reencuentro con los compañeros que no pararon fuese pacífico. “No con todos –advirtió–. Hubo uno que le dijo a sus alumnos que paraba, pero se presentó a trabajar y pasó todo el conflicto tomando té en la sala de profesores. Ese que no me busque...”
Algunos niños de otra escuela se atropellan para contar, excitados, como fue “tener otra vez un primer día”. Uno está orgulloso porque la maestra le explicó que la semana pró...
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