—¿Qué antecedentes tuvo la opción por el periodismo deportivo?
—Nací en La Teja, y de chica el rito familiar del fin de semana, encabezado por mi padre, era ir a ver jugar a Progreso. Me recuerdo sentada en las tribunas del Palladino, patitas al aire, preguntando y obteniendo explicaciones (“Mi viejo es un gol”, tituló Patricia el relato que recupera el mediodía en que enterró las cenizas de su padre junto a uno de los arcos del estadio Abraham Palladino). En 2003 egresé de la licenciatura en ciencias de la comunicación y estuve tres años intentando conseguir laburo decente, hasta que en 2006 entré al recién nacido diario La Diaria, donde comencé atendiendo el teléfono. A los dos meses escribía para la sección Sociedad y tenía al lado, en la redacción, al editor de deportes, Rómulo Martíne...
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