La derrota del sábado pasado ante Costa Rica fue tan dolorosa como inesperada. Claro que mucho más que los tres puntos perdidos, dolió ver que nos ganaron bien y que de nada sirvieron ni la confianza en nuestras posibilidades, ni el respeto que parece (o parecía) tenernos la prensa especializada. Perder un partido lo pierde cualquiera, pero perder la condición de potencia futbolística en 90 minutos sólo está al alcance de unos pocos elegidos.
En lo previo al Mundial, se me ocurrió organizar una penca. Se anotaron 99 personas, que se vieron obligadas a arriesgar el resultado de los diferentes partidos. De esas 99 personas, ninguna acertó la victoria costarricense: 97 dieron ganador a Uruguay y tan sólo 2 se animaron a pronosticar un empate.Con un procedimiento análogo al empleado por las ...
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