Esta película trae de todo: lagartos asesinos, plagas bíblicas, ríos de sangre, ejércitos que se dan de palos, un dictador malévolo que esclaviza y ejecuta gente de a decenas y se confronta con un profeta libertario confabulado a un dios vengativo. Qué más podría pedirse.
Vista esta acumulación de elementos, podría pensarse que se trata del típico blockbuster ruidoso, de montaje hiperveloz, repleto de efectos especiales. Y la verdad es que se encuentra bastante lejos de eso. Como en la reciente Hércules, la historia mítica se aborda desde una perspectiva realista (claro que con salvedades; hay que hacer caso omiso, por ejemplo, a que tanto hebreos como egipcios hablen buen inglés), algo así como una especulación racional de cómo podría haber sido, de haber existido, el relato bíblico de Mo...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate