La imagen del niño kurdo (véase Brecha 4-IX-15) fue tan fuerte que pudo entonces más que las reacciones defensivas de la fortaleza Europa, obligando incluso a algunos gobernantes a declararse conmovidos y prometer soluciones inmediatas a una “crisis de los refugiados” que los golpeaba como nunca antes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Durante algunas semanas, las televisiones del mundo, los diarios del mundo, las radios del mundo hablaron continuamente del drama que se cernía sobre Europa. Circularon imágenes de barcos superpoblados llegando a las orillas italianas o griegas, o rescatados en alta mar, de cuerpos varados en playas, de refugios atiborrados, de trenes cargados a tope yendo a ninguna parte, de policías reprimiendo en las fronteras. Pero pasó el tiempo, las imágenes y ...
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