La ciudad, por cierto, luce tan hermosa como siempre, y a ambos visitantes los animan las mejores intenciones, pero, amén del tiempo transcurrido con respecto a sus vidas, asoman por allí signos de desgaste, de escasa comunicación con el resto de la familia y hasta la concreción de un despido laboral para uno de esos viajeros, en su vida cotidiana dedicados a distintas áreas de la docencia. Tal el punto de partida para una comedia que el libreto de Hanif Kureishi tiñe pronto de tonos agridulces, que el realizador Roger Michell aprovecha sin dejarse tentar por los toques turísticos que el escenario le ofrece cada pocos minutos. Michell se dedica, en cambio, a explorar los ligeros desacuerdos que flotan en torno a dos protagonistas que de improviso descubren que los escollos en el camino pu...
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