Por Fernando Sánchez
Para Marbis y Julián
Hay que primero liberarse del sortilegio, dejar atrás la luz que encandila y la tan gastada “maldita circunstancia del agua por todas partes”. Son 12 horas de viaje, poco más de 7 mil quilómetros, y ese lapso resulta suficiente para repetir en la mente el abrazo de la madre, el llanto del padre, los rostros de los amigos. Lo primero que te golpea es el frío, pues llegas justo en invierno. Cuestión de acostumbrarse. De cualquier forma, se soporta mejor que el calor, dices siempre que te preguntan cómo lo llevas. Luego del entusiasmo inicial comienzas a contar: dos semanas, tres meses, como un lento gotear en tu cabeza. Más tarde la cuenta se medirá únicamente en años.
Cuesta orientarse en este lado del mundo. Te parece que el norte está allí donde s...
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