Tres atentados brutales en apenas una semana confirman la desesperación del Estado Islámico tras las sucesivas derrotas en los frentes militares de Irak y Siria. Estambul, Dacca y Bagdad han sido los lugares escogidos por el grupo extremista para demostrar que aún puede hacer mucho daño.
Estambul es el de mayor alcance, por sus implicaciones. El EI sigue sin querer firmar sus acciones en Turquía. Parece refugiarse en una ambigüedad calculada, no tanto porque tema la respuesta del Estado turco sino porque quizás pretenda enviar el mensaje de que hay aún un camino de rectificación. Turquía ha sido un lugar esencial para el desarrollo logístico del “califato”: un depósito de financiación, un sendero de ingreso y extracción de sus militantes y un espacio de refugio en momentos de repliegue. Si...
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