Rolezinhos en los shoppings brasileños
Una práctica juvenil habitual, pasearse en grupos cantando y exhibiéndose en los grandes centros comerciales, se convirtió –gracias a la inefable Policía Militar y a los propietarios de los shoppings– en delito; casi en acto de terrorismo, según las miradas más conservadoras.
Los hechos son claros y han sido registrados profusamente por las cámaras de seguridad: jóvenes de ambos sexos de 15 a 18 años se autoconvocan para divertirse, cantar, bailar y “ostentar” en los shoppings paulistas más cercanos a sus barrios, la periferia urbana de la megalópolis. Son pobres y negros, ostentan los principales símbolos del consumo, según ellos los entienden, como las zapatillas Mizuno (unos 10 mil pesos el par), danzan funk ostentação, un derivado local del f...
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