Sebastián Marset fue detenido el 10 de setiembre de 2021, cuando pretendía viajar desde Emiratos Árabes Unidos (EAU) hacia Turquía con un pasaporte paraguayo falso. El documento era una copia casi perfecta del original, pero un avezado funcionario emiratí detectó con la yema de sus dedos que la página que contenía sus datos y su fotografía estaba adulterada. Marset terminó en una prisión de Dubái.
Cuatro días después, un alto funcionario de la embajada de Paraguay en Qatar informó sobre su suerte a los servicios diplomáticos de Uruguay en EAU. La información era efímera: Marset estaba acompañado de su esposa y de su hermano; se desconocía si se encontraba en calidad de turista. Esto derivó en un mensaje desde EAU hacia Montevideo en el que se informaba sobre la situación y se sugería consultar al Ministerio del Interior (MI) «sobre posibles causas abiertas del señor Marset en Uruguay».
Dos días después, la sección consular amplió la información tras un contacto directo con su esposa. Marset fue detenido cuando pretendía viajar junto con su hermano rumbo a Grecia, para trasladarse posteriormente a Bolivia. La pareja de Marset contó que habían vivido un tiempo en Paraguay y más recientemente en Bolivia, que ella había obtenido la residencia en EAU –a través de la apertura de una empresa– y que estaban tramitando los papeles para su esposo y sus cuatro hijos.
La esposa de Marset también aclaró que el pasaporte era legal y que su marido había obtenido la nacionalidad paraguaya tras vivir por más de tres años en el país y haberse casado con una mujer paraguaya a fin de obtener ese documento. Al preguntarle sobre por qué Marset no había tramitado el pasaporte uruguayo, contestó que tenía intenciones de hacerlo ante la sección consular de Bolivia en un futuro. Y comentó que estaban tramitando el Certificado de Antecedentes Judiciales, «ya que, aunque [Marset] cumplió pena de cárcel por delito de narcotráfico por varios años en Uruguay, […] la causa ya está cerrada». Es decir, allí hubo una primera referencia al pasado del uruguayo, que ahora está prófugo.
El informe –que integra el expediente administrativo entregado por orden judicial a senadores del Frente Amplio tras un pedido de acceso a la información pública– cerraba con un dato: «Se deja constancia de que ninguna de las personas involucradas en este suceso, ni la familia Marset ni la señora García, tienen intenciones de comunicarse con Uruguay o regresar al país. Al mismo tiempo se mostraron reacios a brindar mayor información a esta sección consular».
TRÁMITE EXPRÉS
Desde el comienzo, el gobierno intentó circunscribir la entrega del pasaporte a un mero trámite administrativo. El argumento fue que, como Marset no tenía ninguna causa penal abierta en Uruguay –la última se cerró en agosto de 2020–, no había otra alternativa que entregarle el pasaporte. Incluso, el canciller Francisco Bustillo dijo durante la interpelación que en noviembre de 2021 «nadie sabía quién era Marset […]». «En ese momento, era un uruguayo más; para nosotros, era un jugador de fútbol.» Sin embargo, documentos internos de cancillería, así como los chats entre los subsecretarios Guillermo Maciel (MI) y Carolina Ache (Ministerio de Relaciones Exteriores) divulgados por La Diaria, demuestran que durante el proceso existieron varias alertas sobre la situación de Marset. No solo por los datos aportados por su esposa, sino porque su detención originó la alerta de la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas, como también dos contactos, al menos, de Interpol Uruguay con el servicio consular informando que se trataba de una persona de interés y preguntando sobre su situación legal.
Por esos días, Marset era investigado en Paraguay como «principal ideólogo, organizador y supervisor» de una red de tráfico internacional de cocaína desbaratada en febrero de 2021 en la operación A Ultranza Py. En esta causa, se libró una orden de captura internacional en su contra. En este contexto, tras su detención en EAU, Marset inició el trámite para obtener el pasaporte uruguayo, de forma de mejorar su situación procesal ante la Justicia emiratí. Y tuvo éxito.
Los documentos muestran que el 20 de octubre –mismo día en que personal de la embajada uruguaya en EAU se contactó con Marset para interiorizarse sobre las condiciones de su reclusión–, el abogado Alejandro Balbi, su representante en Uruguay, se contactó con esa delegación diplomática para solicitar una nota oficial en la que se asegurara que Marset podría tramitar el pasaporte uruguayo. La respuesta de la cancillería fue que para hacerlo se debía corroborar su identidad, que incluía obtener sus huellas dactilares, lo que se concretó en los días posteriores. Días después, la cancillería agregó que Marset podría iniciar el trámite de solicitud de pasaporte común, una vez que recuperara su libertad, pero que la definición sobre la entrega del documento era potestad del MI.
El 18 de noviembre, la embajada informó que el abogado había solicitado iniciar el trámite de pasaporte de forma urgente, pese a que Marset aún se encontraba recluido –había sido trasladado a la prisión de Al Wathba, en Abu Dabi–. Ante esto, la sección consular remitió el mensaje 223/2021, en el que se señaló que debido a que Marset estaba imputado por falsificación de pasaporte, «salvo opinión en contrario de la superioridad, resultaría prudente aguardar a que el proceso judicial finalice para oportunamente tramitar el documento de viaje».
Ese mismo día, desde el Departamento de Documentación de Viaje se le respondió que no existían impedimentos legales para iniciar la solicitud de pasaporte común, por lo que se deberían tomar todas las capturas manuales (foto, firma y huellas) para subirlas al sistema de pasaporte. La embajada cumplió con la orden. A su vez, el servicio diplomático aprovechó esa visita a la prisión de Al Wathba para recabar su firma a fin de tramitar el pasaporte uruguayo de su hijo de 11 meses, que nació en Brasil y cuyo pasaporte caducaría en algunas semanas.
También por esos días, el detenido firmó la autorización para que el pasaporte fuera retirado por el abogado Carlos Balbi directamente en cancillería, para evitarse la demora de su viaje por valija diplomática y acelerar el proceso de liberación. La ansiedad estaba puesta en el documento de Marset, que fue trasladado al emirato por un familiar en un vuelo comercial. El pasaporte de su hijo, al contrario, llegó el 22 de diciembre en valija diplomática (MVD Noticias, 14-XII-22). Con el pasaporte en sus manos, sobre fines de enero de este año, Marset logró la ansiada libertad. Cuando en febrero Interpol preguntó por su situación, la respuesta fue lacónica: «El señor Marset se encuentra ya en libertad» y su abogado, Ali Al Shamsi, informó que su intención era quedarse residiendo en Dubái, para lo cual está tramitando una visa de residencia.
EN EL PRETIL
La situación de Marset motivó dos contactos entre los subsecretarios del Interior y de cancillería, Guillermo Maciel y Carolina Ache. El 21 de setiembre, Maciel le envió un mensaje de Whatsapp en el que le pedía saber «con qué tipo de documento ingresó y qué nombre y número de documento utilizó» Marset al ser detenido, que fue respondido media hora después con la información proveniente de Dubái.
El segundo contacto fue el 3 de noviembre. «Hola Caro, podemos saber qué pasó con este delincuente detenido en Dubai por documento falso [sic]. Es un narco muy peligroso y pesado. Saber si sigue detenido o si lo liberaron, lo cual sería terrible», escribió Maciel. «Hola, dale, te averiguo», contestó Ache. Dos días después la vicecanciller cumplió con su palabra: «Sigue detenido».
Los chats –recuperados a pedido de Ache– muestran que las jerarquías de ambos ministerios sabían sobre la situación de Marset, algo que obviaron informar durante la interpelación. En el caso de Ache, su situación se complejiza, ya que reconoció haberse reunido con Balbi –el 24 de noviembre–, quien le preguntó cuándo saldría la próxima valija diplomática rumbo al emirato. En este contexto, los legisladores de Ciudadanos se reunieron ayer, jueves, con Ache para escuchar su versión sobre los hechos. El sector definirá el futuro político de la subsecretaria este lunes, cuando retorne al país su principal dirigente, el ministro de Ambiente, Adrián Peña.
En su primera declaración pública, Ache insistió en que no tuvo ninguna participación en la tramitación o expedición del pasaporte y que, en el momento de hacerse el trámite, Marset «no tenía ni antecedentes ni orden de captura nacional ni internacional». Dijo que nunca habló con Maciel sobre la tramitación del pasaporte y que este tampoco le aclaró que existiera una investigación sobre el narcotraficante. Asimismo, en lo que se interpreta como un pase de facturas, la vicecanciller apuntó que el pasaporte «lo expide el MI, no la cancillería» (El País, 13-XII-22).