La frase, ya borrosa, “Yo no soy Charlie”, pintada sobre una pared de Grigny traza el territorio de la fractura social. “Aquí estamos aterrados, llenos de tristeza, solidarios con las víctimas del atentado contra Charlie Hebdo pero en total desacuerdo con las caricaturas y más aun con ciertas falsedades que se escriben en la prensa”, dice Mustafá, un joven habitante de esta zona suburbana de París que se ha convertido en el blanco de retratos abusivos y desacertados publicados en la prensa porque aquí, en el barrio de la Grande Borne, junto a sus padres oriundos de Mali y sus nueve hermanas, creció Amedy Coulibaly, el cómplice de los hermanos Kouachi que asesinó a cuatro personas en un supermercado judío del este de París y a una mujer de la Policía Municipal. Entre ser Charlie y no serlo,...
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