Pluna, la izquierda y los lobos
Es difícil precisar la época en que comenzamos a familiarizarnos con la palabra broker. Sería una tarea tan imperfecta como pretender hurgar en el arribo de otros anglicismos que hoy bautizan actividades o funciones tan globales como el management, los ceo o el outsourcing. Lo cierto es que hubo una vez en que se instaló en nuestro lenguaje corporativo ese glamuroso vocablo, capaz de dejar en desuso a otros más mundanos, como el llano “intermediario”, el más anodino “agente” o el más ingenuote “comisionista”. Los uruguayos ahora sabemos un poco más de la tarea del broker (aunque en virtud de las recientes malas experiencias, quizás nos remitirá al verbo break en inglés).
El holandés Paul Elberse viene haciendo todos los méritos para convertirse en nuest...
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