El sueño de Rose, diez años después (1997), de la directora brasileña Teté Moraes, es una película optimista, o que pretende y consigue nuestro optimismo. Después de verla, el mundo vuelve a cobrar cierta forma y sentido. Con apenas un “pedazo de tierra” (así la expresión más recurrida en este ciclo de documentales) y un admirable sentido para organizarse de manera solidaria, los hombres pueden llegar a conseguir muy buenas cosas. Eso fue lo que sucedió con los trabajadores rurales que en 1985 se decidieron a ocupar la hacienda Annoni, en Río Grande del Sur (1985), cuna del Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (mst, por sus siglas en portugués). Diez años después de haber rodado Terra de Rose, durante el tenso período de la ocupación, la cineasta volvió al latifundio para ver...
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