Montevideo reserva para William Shakespeare, considerado el autor más importante de la literatura occidental, una calle de apenas una cuadra, entre Coronel Raíz y bulevar Aparicio Saravia. A 200 metros, cruzando las vías del tren, las puertas del antiguo teatro Peñarol están tapiadas y las ventanas rotas. Lo rodean pintadas en amarillo y negro, salvo en el contiguo portón metálico, donde los Montesco han dejado su marca en el barrio de los Capuleto. Tímidas líneas art déco curvan los remates del techo del hall de ingreso al antiguo teatro Tezanos y le dan un aire, lejano, de cine de balneario. No posee la levedad proustiana del Trouville de la costa francesa sino una gris severidad que podría situarlo en Dover, al otro lado del Canal de la Mancha, donde las tropas de Cordelia esperan por L...
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