El 17 de abril, los estudiantes de la prestigiosa Universidad de Columbia, en Nueva York, iniciaron un campamento en el campus en solidaridad con Gaza. La Policía intentó desalojarlos, pero resistieron. La represión indignó a estudiantes y profesores y atrajo a un mayor número de personas a la acampada. Una semana después, cuando cientos de estudiantes se desplegaron en un espacio central del coqueto campus de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, ya eran más de 60 los campamentos en otros tantos establecimientos académicos.
La explosión de activismo exhibió la increíble diversidad de quienes exigen detener la matanza en Gaza. En Filadelfia, los más activos parecían jóvenes blancos, a menudo rodeados de afroamericanos; abundaban migrantes latinos que desplegaban desde wipalas h...
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