Somos nuestras elecciones, está bien, pero las grandes decisiones de la vida no son nuestras. Así como en el balotaje del alumbramiento no elegimos entre un parto vaginal o una cesárea, en el escrutinio de nuestros días serán otros los que decidan si terminamos bajo tierra o en un tubular.
Como no elegimos nuestra cuna, antes de venir a un mundo que no elegimos, tampoco decidimos sobre el uso de nuestra imagen intrauterina. Quienes están convencidos de que renacemos en vidas sucesivas, hindúes y budistas, podrían tomar la iniciativa y hacer valer nuestros derechos bajo el lema #mássansarianosquenunca. Pero esta gente no está en la chiquita, hasta prefieren pensar que elegimos a nuestras familias y que, desde antes de nacer, ya sabíamos quiénes aceptarían nuestra solicitud de amistad en Fac...
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