El viento en la cara - Semanario Brecha
Destacados Suscriptores
Fanáticos de las motos en Uruguay.

El viento en la cara

La moto es un vicio, “lo que el cuerpo necesita para funcionar”, la representación de la libertad. Los motociclistas uruguayos se dicen menos rebeldes que los veteranos de guerra estadounidenses que los inspiraron hace más de 70 años. En sus clubes, aún salpicados por viejas tradiciones, habitan un mundo que muchos ignoran y otros miran con recelo.

Motociclistas de Lama viajan a Florida para asistir al cambio de autoridades de la organización / Fotos: Lucía Melgarejo

Llega al bar caminando. Minutos antes su voz gruesa al teléfono había anunciado que la moto tenía problemas de batería y no arrancaba. “Mi compañera”, la llamó entonces. Marcelo es conocido en el ambiente del motociclismo como “Goldwing”.1 Su alias data del tiempo en que los aficionados a cualquier actividad compartían sus desvelos en la dimensión paralela de los foros, sepultados hoy por Facebook y Whatsapp.

Alto y robusto, tiene poco más de 40 años y una camisa sobria. Mira a través de las gafas, lleva un anillo con las iniciales del motoclub y un tatuaje escondido bajo el abrigo. “Sé que en el imaginario popular vamos vestidos de cuero, con pelo largo, rebeldes, sin reglas ni trabajo fijo. Pudo haber sido en una época. Pero en la actualidad el motociclismo abarca un espectro grande d...

Artículo para suscriptores

Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social

Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.

Suscribite ahora

¿Ya sos suscriptor? Logueate

Artículos relacionados

El libro y las políticas públicas.

Bibliografía básica

Sobre el posible ingreso de una nube de langostas a Uruguay.

Las invasiones bárbaras

Cultura Suscriptores
Cien años de la primera película uruguaya de ficción.

En el principio, las mujeres

Destacados Suscriptores
Estados Unidos: Policía, milicias blancas, estatuas y elecciones.

Decapitando a Colón