El documento de la alta comisionada de la Onu para los Derechos Humanos que denuncia crímenes sistemáticos del Estado venezolano interpela no sólo al régimen de Nicolás Maduro, sino también a sus apoyos en la región. Las prácticas de represión y guerra sucia que recoge recuerdan a las padecidas por las izquierdas latinoamericanas en el pasado reciente, y su diagnóstico del impacto de la crisis económica choca de frente con el discurso de Miraflores. Con ese telón de fondo, gobierno y oposición vuelven a negociar en pos de una salida. Un contundente informe sobre violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos marca la política venezolana en estos días de junio y julio. Torturas, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, prisión ilegal de líde...
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