“¿Por qué ya no puedo escribir? No lo sé. Es probable que haya dicho todo lo que tenía para decir, si es que alguna vez tuve algo para decir. Es probable que la reflexión a la que ingresé hace treinta años ya haya dado todo lo que podía dar. Los libros que escribí después de la cárcel fueron todos consecuencia de mis lecturas y reflexiones del tiempo de encierro. Reconocer mi incapacidad, la sequedad, es un derecho y una obligación. No lo es sin dolor.” Estas palabras están en las primeras páginas de Vida del cuervo blanco, de Carlos Liscano; un libro escrito en 2009, pero que acaba de ser publicado. La pregunta, la respuesta y también el dolor forman parte de un asunto que desde hace tiempo preocupa y ocupa al autor y que tuvo una concreción fundamental en El escritor y el otro (2007), un...
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