Sonrisas, listones de cinta azul y blanca, loas sobre las fortalezas institucionales del país, expectativa por los impactos laborales del proceso y por el crecimiento esperado, música y baile. La celebración de aquel 6 de junio fue completa. La empresa finlandesa UPM inauguró entonces su segunda planta de celulosa, ubicada entre Paso de los Toros y Pueblo Centenario. Este hito le permitió a Uruguay pasar a ser –ahora sí– uno de los principales exportadores globales de celulosa en el mercado. Ese día, en rueda de prensa, al vicepresidente de Operaciones de la empresa, Marcos Battegazzore, se le preguntó sobre los posibles efectos ambientales de la nueva planta. Battegazzore fue contundente en su respuesta: «No va a haber ningún tipo de impacto sobre el ambiente». Pero, menos de tres meses d...
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