Con Isabel Clemente*
—Me parece interesante destacar cómo se entregó Leopoldo López. Hizo un acto público muy bien libretado y manejó diversos símbolos: desde pararse en el pedestal de la estatua de Martí hasta lucir una camiseta blanca con un crucifijo, pasando por regalarles flores a los policías que lo iban a detener. Es posible que López esté pensando en un lanzamiento de su carrera política futura recorriendo un camino similar al que Chávez realizó desde la cárcel al poder cuando intentó un golpe de Estado en 1992. Esto dejaría a Capriles en una posición incómoda. Porque en tanto líder de la oposición no puede quedar indiferente ante la suerte corrida por su aliado, pero tampoco puede asumir la conducta desafiante de López. —¿Capriles podría operar entonces como un estabilizador del ...
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