“Balada de un hombre común”
A comienzos de la década del 60 el neoyorquino barrio Greenwich Village no se había convertido todavía en el reducto bohemio que serviría de marco a las actuaciones de gente como Peter, Paul and Mary y el mismo Bob Dylan. Los artistas del country y el folk que por allí asomaban tenían que enfrentar todas las dificultades imaginables, desde la incomprensíón de los dueños de los locales, léase sótanos, frecuentados por no muy numerosos parroquianos y la desconfianza de las compañías disqueras, hasta la falta de modestos alojamientos para músicos y cantantes que debían soportar la inclemencia del invierno en sitios a menudo inhóspitos. Tal lo que le sucede puntualmente al tal Llewyn Davis, un muchacho de ascendencia galesa que deambula en busca no sólo de poder tr...
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