Los temores uruguayos, las intenciones de Estados Unidos y la política exterior de Buenos Aires tuvieron una cara oculta en la diplomacia secreta, donde las presiones sobre Uruguay por parte del Departamento de Estado fueron una de las claves en la compleja relación de Washington con el peronismo.
Autores: Carolina Cerrano / Fernando López D’Alesandro
El golpe de Estado del 4 de junio de 1943 alarmó a la dirigencia uruguaya. Con la excepción de Luis Alberto de Herrera, ningún partido ni mucho menos el gobierno aceptó la dictadura. Uruguay y casi todo el hemisferio vieron que Argentina tenía un gobierno pro nazi, que amparaba a Alemania y que había comenzado a ejecutar políticas sociales promovidas por el coronel Perón. La imagen pro Eje era potenciada por la permanente propaganda estadouni...
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