Libre ya de preocupaciones sobre una reelección y a sabiendas de que sus dos años finales en la Casa Blanca estarán a la sombra de una mayoría republicana en ambas cámaras del Congreso, el presidente Barack Obama, finalmente, ha empezado a hacer lo que en 2008 dijo que haría.
Están en marcha gestiones para clausurar la prisión de Guantánamo. Obama ha usado hasta lo posible sus atribuciones ejecutivas y por decreto ha suspendido deportaciones, ha ordenado la extensión de permisos de trabajo y ha dispuesto otras medidas que amparan a unos cinco millones de los más de doce millones de inmigrantes indocumentados que aguardan que el Congreso, algún día, actúe responsablemente. Y esta semana, Obama le dio un batazo definitivo a la política de Washington hacia Cuba.
Las presiones económicas de Es...
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