En España el debate público se extiende, se fortalece. Ciudadanos que limitaban su participación al sufragio ahora se agrupan en función de diversos asuntos, los estudian, proponen soluciones, enriquecen la discusión. “Ya ni sé a cuántas de estas organizaciones pertenezco”, ilustró su diagnóstico Adela Cortina. “Parece que justo cuando los filósofos depositan más confianza en el debate público y más energía dedican a reflexionar sobre las condiciones en que éste debe desarrollarse, menor calidad termina teniendo”, había propuesto Brecha.
Pero sea cual sea el estado de salud de la discusión ciudadana –y aunque el asunto de su tesis doctoral ( “Dios en la filosofía moral kantiana”) no parecía augurarlo–, parece indudable que Cortina hace lo suyo por mejorarla. La pensadora interviene sistem...
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