Apenas 19 meses después de iniciar su segundo mandato, Rousseff debió dejarlo, hasta que se conozca la sentencia definitiva del juicio político al que se enfrenta. Tras la votación del 17 de abril en la Cámara de Diputados, la plenaria del Senado se entendía como un mero trámite. Las cartas ya estaban dadas. Y así fue. No es de extrañar que alrededor de las cinco de la tarde del miércoles, mientras los senadores daban sus motivos para apartar o no a Dilma, la todavía presidenta entrara en su despacho presidencial para retirar sus enseres. Una montaña de papeles directa a la trituradora, documentos para escanear, cajas para guardar sus libros y las fotos de su hija y de sus dos nietos: todo empaquetado rumbo al Palacio da Alvorada, que seguirá siendo su residencia oficial hasta que se llev...
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