La nueva novela de Pauline Dreyfus (1969), seleccionada para el premio Goncourt, comienza por el final: el entierro de su protagonista, la princesa Natalie de Lusignan, duquesa de Sorrente. Nos encontramos en 1945, en una París recién liberada y en la que la aristocracia ya no puede mantener las apariencias de una clase social que, aunque lo intentó, no logró salir indemne del conflicto. Pronto regresamos a Cannes, cinco años antes, donde “en la zona no ocupada, nada más firmarse el armisticio de junio de 1940, todas las mujeres estaban disponibles. (…) Durante unas semanas, entre Niza y Marsella, entre Menton y Montecarlo, reinó en el aire una urgencia que movía a la gente a pasárselo bien a toda costa antes de la postrera catástrofe: la llegada de los bárbaros”. Natalie, una joven rica y...
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