2 de noviembre, día de los muertos
Quizás por su nombre españolísimo, Carmen, quizás por esas viejitas que acomodan ahora sus flores sobre la losa, una escena de Almodóvar en Volver se impone en mi memoria. Son apenas unos segundos del cine más puro: el travelling de una cámara recorre una a una las lápidas, los panteones, donde unas manos provistas de trapos y escobillas, limpian afanosamente la superficie. El viento descontrolado dificulta la tarea, al tiempo que el aire se llena de voces femeninas, penetrantes, decididamente peninsulares: “Ay, ay, ay qué trabajo nos manda el Señor, levantarse y volverse a agachar, todos los días el aire y el sol”.
No es una escena convencionalmente “triste”, para nada: la vitalidad de las acciones tiene un contrapunto ideal con la quietud de ...
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