Es difícil saber lo que habría pasado en el primer año del gobierno de Luis Lacalle Pou de no haber irrumpido la peste. Si bien el oficialismo cumplió sus dos principales objetivos legislativos (la Ley de Urgente Consideración y el presupuesto), es posible suponer que una parte considerable de la agenda que el gobierno podía proyectar antes del 13 de marzo de 2020 se fue al diablo. La pandemia es un bicho impredecible, que irrumpe, entorpece, impide planificar.
O, mejor dicho, produce desafíos de planificación que da la impresión que el gobierno tiene problemas para enfrentar. Pero, como aparentemente dicen los chinos, las crisis son también oportunidades. Para un gobierno de ajuste, no viene mal tener un shock externo en el que los efectos del achique y las reformas regresivas se puedan c...
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