XIII Feria del Libro Infantil y Juvenil“Por supuesto que hay un placer en la lectura y no hay por qué negarlo: el placer de abismarse en el mundo de una novela, el placer de jugar con la lengua de un poema, el placer de ver la duración reducirse a la instantaneidad de la ficción, el placer de comprenderse a sí mismo y al resto. Pero no es un placer inofensivo; es un placer que se paga. ¿Cómo y por qué ocultar que la lectura está profundamente ligada al spleen y a la angustia, al punto que me pregunto a veces si no son los melancólicos los únicos buenos y verdaderos lectores?”, escribía desafiantemente no hace mucho en Brecha Antoine Compagnon, crítico literario e historiador de la literatura francesa. Y no parece injusto homologar esa misma tesis para el caso de quien escribe –casi inexor...
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