Más historias de San Gregorio
Durante el verano las páginas del semanario alojaron crónicas de las transformaciones que la represa de Rincón del Bonete y la formación del lago artificial produjeron –hace medio siglo– en la vida de los habitantes de San Gregorio de Polanco. La que va a continuación es la historia de un hombre a quien esos cambios le dieron inusitadamente lo que le faltaba, la tierra, pues esfuerzo y picardía le sobraban.
El lago comenzaba a divertirnos, sorprendernos. En días surgían islotes, permanecían alguna semana, unos meses y desaparecían luego, siguiendo los caprichos de las corrientes. Los visitábamos a menudo. Aprendimos que en su nacimiento era imposible caminar por ellos. Nos hundíamos en el limo puro, en el feraz humus que los componía. Cuando se afincaban alg...
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