La imagen de un país chiquito ganándole un juicio a una tabacalera multinacional del porte de la Philip Morris tiene, sin dudas, una gran carga épica. Pero el valor heroico de la historia, justamente, reside en su excepcionalidad. Son pocas las veces que los estados salen victoriosos de las demandas de empresas privadas ante organismos de resolución de controversias. Por lo general, cuando se trata de tratados bilaterales de inversiones (Tbi) el escenario elegido para dirimir estos conflictos entre inversores y estados es el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (Ciadi), un tribunal arbitral que pertenece al Banco Mundial, y que históricamente ha fallado a favor de los intereses comerciales privados.
La mayoría de los Tbi tienen una cláusula que permite a l...
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