Desde hace tiempo venimos señalando que la democracia uruguaya también está mutando. Más allá de sus peculiaridades con relación al resto de los sistemas políticos latinoamericanos, también ella participa, a su modo y en sus tiempos, de ese proceso de “cambio político en la fragmentación” que caracteriza a la gran mayoría de las democracias del continente. Pese a las resistencias de su potente matriz tradicional, la democracia uruguaya no resulta ajena de ese gran giro de época que signa las transformaciones profundas en el hacer y en el pensar la política que se perciben a escala global y regional. Pero para registrar con precisión esos cambios, hay que “cambiarse los lentes” y aguzar el oído, entre otras cosas para ver mejor lo que ocurre y escuchar la voz del electorado cuando éste se ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate