En febrero pasado Uber recibió el respaldo directo del grupo inversor LetterOne, propiedad del magnate ruso Mijail Fridman, que aportó unos 200 millones de dólares con el fin de “extender el servicio a más y más mercados emergentes”.
En algunas ciudades la empresa ha sido prohibida, en otras se lo intenta, y en muchas otras ha recibido licencias para operar o las autoridades han renunciado a tomar acciones en su contra por la “imposibilidad efectiva” de aplicarlas, como dijo el intendente de Nueva Delhi, India. En Europa, Italia y España son los países que más restricciones han impuesto a esta empresa, al punto de hacer que su operación sea casi inviable, mientras Alemania y Holanda también se encaminan hacia legislaciones restrictivas, que no afectan sin embargo a aplicaciones similares a...
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