A amar que se termina el mundo
En la mezcla está el gusto. Esta película* integra en un discurso único que procura ser coherente, y en casi todo su desarrollo lo es, formas y contenidos propios de dos géneros muy distintos y ambos caros a la tradición hollywoodense.
Uno es la ciencia ficción en su variante apocalíptica. Al comienzo, una voz en off grave y con ínfulas de seriedad anuncia que el último intento científico-militar de detener la colisión de un asteroide gigante y la Tierra ha fracasado, restan 21 días para la catástrofe definitiva, nada se puede hacer, resígnese, disfrute, rece; usted, radioescucha o telespectador, decide (dentro del margen de decisión que resta). En el transcurso del relato, la voz en off, ya acompañada por el rostro del presentador de un noticiero ...
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