El enojo y la impotencia habían hecho carne en muchos de estos vecinos –y permanecen en algunos de ellos– ante las reiteradas agresiones al ambiente en zonas desde donde se provee de agua potable a cientos de miles de personas. Los cultivos en lugares prohibidos, las fumigaciones agresivas cerca de áreas pobladas, las talas de bosque nativo, la quema de terrenos y el secado de bañados, son parte de lo que les ha tocado vivir en los últimos años y que ahora, observan, comenzó a cambiar.
Desde hace algunos meses notan que la Intendencia de Canelones inició una ofensiva de control ambiental en las dos cuencas desarrollando actividades de vigilancia por aire, agua y tierra (con guardaparques e información de los pobladores), y el uso de imágenes satelitales. Esto incluye coordinaciones con los...
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