Coronado por la bruma, señoreando en un inmenso mar verde, oscuro y misterioso se muestra El Pantiacolla, en el Parque Nacional del Manu, entre los departamentos peruanos de Cusco y Madre de Dios. El cerro es, en realidad, tres elevaciones superpuestas formando una cadena. Tiene una altura promedio de 1.011 metros y da nombre a toda una región que alberga 1.800 especies de aves, 15 mil especies de plantas y 200 de mamíferos. Pero no es la biodiversidad su único tesoro: según muchos dicen, allí, en algún lugar, se esconde la mítica Paititi, una ciudad perdida.
Alimentan su leyenda, pirámides, grandes petroglifos como señales –Pusharo es tal vez el más grande del mundo– y relatos fantásticos, suficiente para que los exploradores –esos extraños hombres que existen más allá del cine y que se n...
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