Un monstruo no es un humano; eso está claro para quien haya leído Frankenstein o haya visto Shrek. Con todo, no parece justo decir que nada lo vincula a la humanidad. A veces parece heredar su forma, a veces, sus sentimientos, a veces, sus vicios. Sea cual fuere el caso, su presencia incomoda a las sociedades que habita, posiblemente porque pone en jaque alguna de las piezas claves que mueven su mecanismo. El monstruo habla más del humano que el humano del monstruo.
En su nuevo libro, publicado en formato digital bajo el nombre Un monstruo con la voz rota, Carolina Bello se anima a hablar de un monstruo en particular, uno de los más abstractos y poderosos que conocemos en la vida: el lenguaje. Tematizado en las tres secciones que recorren el libro –«Crónicas», «Reseñas» y «Rarezas»–, este ...
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